Cuando el Coraje Conservador Tiene Nombre: María Elvira Salazar
“La seguridad y la compasión no se excluyen. El Dignity Act demuestra que pueden y deben coexistir.”
Tras una breve pausa para reflexionar, observar y recargar energías, regreso a este espacio con renovado compromiso y una voz aún más clara. Hay temas que no pueden esperar, y uno de ellos es la reforma migratoria digna.
En medio de un clima político polarizado y una narrativa migratoria dominada por extremos, surge una propuesta que logra lo impensable: equilibrar la seguridad nacional con la compasión, el imperio de la ley con la humanidad. Me refiero al proyecto bipartidista de la congresista republicana María Elvira Salazar: el “Dignity Act”.
Como conservador, defensor de la ley y el orden, y como orgulloso méxico-americano que entiende las luchas de nuestras comunidades inmigrantes, no puedo más que aplaudir esta propuesta. El Dignity Act no es una amnistía, no es una puerta trasera hacia la ciudadanía, y mucho menos es una rendición ideológica: es un llamado a la cordura, al liderazgo responsable y a la política con propósito.
La valentía de hablar claro, incluso a Trump
María Elvira lo dijo con claridad en su entrevista a CBS News:
“Presidente Trump, usted tiene la gran oportunidad de resolver este problema de una vez por todas. Si quiere deportar a 11 millones de personas, buena suerte. Pero si no puede, si no va a hacerlo, entonces permítanos arreglarlo nosotros. ¡Déjenos hacerlo!”
No se trata de oponerse a Trump, sino de hablarle con verdad. Y esa verdad es simple: la mayoría de los republicanos en todo el país apoyan una reforma migratoria digna, una que respete nuestras leyes pero que también reconozca la humanidad de quienes han aportado tanto a esta nación.
Trump tiene razón en que sin fronteras no hay país. Pero ahora que tenemos las fronteras más seguras de nuestra historia, ya no hay excusa. El momento ha llegado.
Legalización sin ciudadanía: un marco firme pero justo
Este proyecto establece un camino claro para quienes han estado por años en este país, trabajando, pagando impuestos y criando hijos estadounidenses, pero que viven a la sombra del miedo constante. El “Dignity Status” ofrece una legalización temporal de siete años, renovable, con requisitos estrictos: haber estado en EE.UU. más de cinco años, tener empleo, carecer de antecedentes penales, y pagar una multa de $7,000.
No hay acceso automático a beneficios federales ni a ciudadanía. Este no es un plan socialista ni una propuesta de la izquierda radical. Es una solución conservadora, realista y moral. Es, simplemente, una reforma migratoria digna.
Seguridad fronteriza y responsabilidad fiscal
El proyecto contempla medidas sólidas de seguridad: infraestructura fronteriza, implementación nacional de E‑Verify, procesamiento acelerado de solicitudes de asilo, y centros humanitarios en terceros países para evitar el caos en la frontera.
Y todo esto sin un solo dólar del contribuyente estadounidense. El programa se financia con las mismas multas y tarifas que pagarán los migrantes beneficiarios. Eso se llama autoresponsabilidad, no “permisividad”.
Ya no más como piñata política
Durante años he caminado los pasillos del Congreso en Washington. He conversado con congresistas de ambos partidos. Los republicanos me decían:
“No hay camino sin una frontera segura.”
Y los demócratas respondían:
“Ciudadanía o nada.”
Nuestra comunidad ha sido por demasiado tiempo la piñata política que se golpea en cada ciclo electoral sin soluciones reales.
El día ha llegado. Hoy tenemos una vía digna, realista y posible. Ya no hay excusas.
Un llamado a los latinos conservadores
Es momento de dejar de esperar. Los latinos conservadores estamos listos para apoyar a nuestro presidente Trump, pero también le pedimos que escuche a líderes como María Elvira Salazar, que tienen el valor de construir soluciones.
El Dignity Act representa quiénes somos: trabajadores, responsables, patriotas. No buscamos privilegios, buscamos orden y justicia.
Apoyar esta propuesta no nos hace menos republicanos. Nos hace más coherentes con nuestros valores. Es tiempo de actuar.
Y quiero terminar con algo que me marcó profundamente.
María Elvira Salazar, con una fe firme y una voz clara, le dijo al presidente Trump:
“El mismo Dios que lo protegió de los atentados, que lo puso en esa silla presidencial, es el mismo Dios que nos está diciendo que hagamos lo justo con nuestra gente.”
Como hombre de fe, no puedo quedarme callado ante esa verdad. Gobernar no es solo cuestión de poder, sino de propósito. Y cuando la justicia se alinea con la compasión y la ley con la dignidad, entonces sabemos que estamos en el camino correcto.
Porque apoyar una reforma migratoria digna no nos hace menos conservadores.
Nos hace más humanos.
Nos hace más americanos.
Félix García es un estratega político y fundador de Primera Consulting Group, una firma consultora global de política pública y asuntos regulatorios. García se desempeña como consultor en campañas políticas. Puedes seguirlo en Twitter como @FelixGofficial